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miércoles, 15 de octubre de 2014

Tiburones con personalidad

Pintarroja (Scyliorhinus canicula). Foto: Jacobo Alonso.
Que los tiburones tienen personalidad propia, individual, es algo que hace tiempo vienen defendiendo muchos de quienes permanentemente trabajan o bucean con ellos. Hay individuos que en determinadas situaciones se muestran más nerviosos, atrevidos, confiados, agresivos, curiosos, o pachorrones que otros de su misma especie. En esto no parecen ser muy distintos de otros animales, como por ejemplo nuestros chuchos. Estudios que se han llevado a cabo con tiburones limón (Negaprion brevirostris) han constatado que no todos los individuos responden a un estímulo o interactúan entre si de igual modo. Sin embargo, hasta hoy ningún trabajo había abordado la cuestión de en qué medida la personalidad individual puede llegar a afectar o condicionar el comportamiento social.

La semana pasada se publicaban en la revista Behavioral Ecology and Sociobiology¹ las conclusiones de un estudio sobre algunos aspectos de la personalidad social de los tiburones, no de los grandes tiburones "televisivos", sino de una especie mucho más modesta aunque no menos interesante, la pintarroja (Scyliorhinus canicula). Como os podéis imaginar, las pintarrojas son infinitamente más dóciles y fáciles de manejar en un laboratorio; pero lo más importante es que, por sus características, estos pequeños tiburones bentónicos y poco nadadores, en particular cuando son juveniles, se ven obligados a adoptar modelos de conducta claramente marcados y optimizados para no convertirse en presa fácil para sus depredadores, que son muchos y grandes. Básicamente disponen de dos estrategias: agruparse o ir por libre. En cautividad, se ha observado que los jóvenes suelen formar grupos mixtos no aleatorios en función de cierto grado de familiaridad o de conocimiento mutuo entre individuos. En la naturaleza posiblemente tanto juveniles como adultos adopten este sistema, pero igualmente no pocos individuos prefieren ir a su bola, confiando en la discreción del camuflaje que les proporciona su característica librea. Desconocemos si existe algún factor, ambiental o no, que determine la adopción de un modelo u otro.

Los autores del estudio se dedicaron, durante algo más de un mes, a observar y registrar los movimientos y patrones de comportamiento, individual y grupal, de 100 pintarrojas, nada menos (solo por eso merecerían un premio), ubicadas en tres hábitats de diferente grado de complejidad. Las observaciones se realizaron durante el día, puesto que es cuando estos animales se muestran menos activos, y suelen permanecer descansando sobre el fondo, en grupos o en solitario. Después de colocarles marcas individuales, formaron 10 grupos de 10 individuos y a continuación los fueron colocando sucesivamente en tres grandes tanques: uno con un sencillo sustrato de gravilla, otro de rocas, y un tercero con un relieve mixto de gravilla y roca. Todos los ejemplares eran juveniles de entre 8-10 meses y de tallas similares, alrededor de 18 cm LT, de manera que el condicionante sexual quedaba eliminado. El objetivo era analizar la estructura social de cada grupo, los agrupamientos que se formaban, así como la actitud y posición social de cada individuo en entornos de diversa complejidad estructural.

Foto tomada de la página web de la CRAM (Fundación para la recuperación y conservación de animales marinos).
Para resumir la cuestión, lo que estos experimentos demostraron fue que, tras esa apariencia sosa y anodina, las pintarrojas esconden una fuerte personalidad que parece mantenerse firme ante cualquier circunstancia. Los investigadores observaron que las preferencias individuales parecen regir la elección de una estrategia de supervivencia en detrimento de la otra. Aunque el tamaño de los agrupamientos sufrió ligeras variaciones en los tres ambientes (en el sustrato de grava, por ejemplo, se volvían más laxos y tendían a reducirse, tal vez por la mayor facilidad de cada uno de sus componentes para mimetizarse con el entorno), los individuos de carácter más independiente o solitario apenas llegaron a integrarse en algún grupo muy reducido, buscando la mayor parte del tiempo un lugar apartado donde poder descansar a gusto camuflados contra el fondo. En cambio, los más sociables se mantuvieron en todo momento y circunstancia formando parte de grupos grandes y bien interconectados, particularmente al abrigo de las rocas.

Aunque es cierto que todos estos datos se han obtenido a partir de animales en cautividad, y por tanto necesitan sustentarse sobre una base más amplia de observaciones en el medio natural, lo que parece evidente es que los tiburones son unos seres mucho más complejos de lo que nos han enseñado a creer, desde los grandes tiburones blancos hasta las más humildes pintarrojas.



=>Para saber más sobre las pintarrojas, véase Pintarroja (Scyliorhinus canicula).
=>En La capacidad cognitiva de los tiburones, recogíamos el resultado de unos experimentos (más experimentos) con pintarrojas.

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¹David M. P. Jacoby, Lauren N. Fear, David W. Sims, Darren P. Croft (2014). "Shark personalities? Repeatability of social network traits in a widely distributed predatory fish". Behavioural Ecology and Sociobiology. doi:10.1007/s00265-014-1805-9


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