Diversidad, biología, evolución, ecología, pesca, conservación, evolución, con especial atención a las especies presentes en Galicia.

lunes, 18 de enero de 2016

En el banco de Galicia

Una negra o carocho (Dalatias licha) sobre un fondo de arena media y ofiuras en la cima del banco de Galicia. (Foto: F. Sánchez, IEO).
La montaña más alta de Galicia no está en Ourense, sino en pleno Atlántico. Su inmensa mole se alza desde más allá de los 5000 m de la llanura abisal de Iberia hasta los 653 m del punto más elevado de su cima. Es el banco de Galicia, nuestra gran montaña submarina, prolongación occidental de la cadena de los Pirineos y la Cordillera Cantábrica formada hace unos 40-50 millones de años por la colisión de las placas africana y euroasiática.
     El banco de Galicia está situado 120 millas (cerca de 200 km) al oeste de las costas de Galicia, en los 42º 67'N, 11º 74'W. Su cima es una plataforma triangular inclinada hacia el NW de 75 km, en sentido NE-SW, por 58 km en sentido NW-SE, con una superficie aproximada de 1844 km². Está separado de tierra firme por una amplia cuenca sedimentaria, la cuenca interior de Galicia, bautizada como canal de Valle-Inclán, y alineado con una serie de montes submarinos que cortan la llanura abisal de Iberia: los bancos de Vasco da Gama, Vigo y Porto [véase Bajo el mar de Galicia].

LLI: Llanura abisal de Iberia; MPG: Margen profundo de Galicia; FNW: Flanco o escarpe noroccidental de Galicia; MRG: Montes Rucabado y García; BG: Banco de Galicia; ZT: Zona de transición; CIG: Cuenca interior de Galicia o canal de Valle-Inclán; BVG: Montes submarinos de Vasco da Gama; BV: Banco de Vigo; BP: Banco de Porto; LLV: Llanura abisal de Vizcaya. (A partir del mapa de la IGME.)
Perfil batimétrico. Fuente: ZEE.
Corrientes y nutrientes. Las montañas submarinas son oasis oceánicos. En medio de la desolación del océano abierto, estas gigantescas formaciones se interponen en el flujo de las corrientes e interceptan y fijan los nutrientes y organismos que éstas transportan, al tiempo que proporcionan una amplia variedad de hábitats para las más diversas criaturas. Las corrientes abisales, por ejemplo, que recorren el fondo de los océanos, al colisionar contra sus paredes toman un sentido ascendente llevando hacia la superficie su rica carga de nutrientes —lo que se conoce como afloramiento o upwelling—, que inmediatamente son pasto de la infinidad de microorganismos que constituyen la base de una gran red trófica. Además, en los montes submarinos se generan sistemas locales de circulación —giros, remolinos, meddies, columnas de Taylor— que favorecen la retención y distribución a pequeña escala de nutrientes, huevos, larvas y diversos microorganismos.
     En el banco de Galicia confluyen nada menos que tres grandes masas de agua perfectamente estratificadas: la primera, de aguas frías y poco salinas, procede del Atlántico NE y discurre bajo la superficie hasta aproximadamente los 500-600 m; la segunda, de mayor concentración salina, circula entre los 600-1200 m y es un ramal de aguas mediterráneas que, procedentes del Estrecho, vienen ascendiendo todo a lo largo de la fachada occidental de la Península en dirección al mar de Noruega; y la tercera, la más profunda, de aguas más frías y densas, procede del Labrador e impacta contra la montaña a partir de los 1500 m. No hace falta añadir que es la corriente mediterránea la que más incidencia tiene sobre las condiciones de nuestra montaña.
Perspectiva S-N. (Fuente: IEO.)
Biodiversidad. La conjunción de las corrientes verticales y horizontales con otros factores ambientales constituye el motor de la enorme biodiversidad del banco de Galicia. Se han registrado cerca de 800 organismos pertenecientes a diversos grupos taxonómicos, además de 10 especies de cetáceos y 29 de aves marinas. Y lo más admirable, se han descubierto 20 especies nuevas para la ciencia, como el Uroptychus cartesi, un pequeño cangrejo que vive a más de 1400 m sobre los corales y gorgonias, o la caracola Aforia serranoi.

     a) En la columna de agua. Los cimientos de esta extraordinaria estructura biológica se encuentran no en el fondo, sino en el medio pelágico, en el fitoplancton. A partir de la luz solar y de los nutrientes transportados por las corrientes, estos microorganismos fotosintetizadores fabrican la energía biológica primordial que sustenta la gran red trófica. El fitoplancton sirve de alimento al zooplancton, pequeños organismos de origen animal —crustáceos y moluscos diminutos, criaturas gelatinosas, etc.— quienes, a su vez, serán pasto de criaturas de mayor tamaño, como pequeños peces y cefalópodos, o directamente gigantescas, como los peregrinos (Cetorhinus maximus) y los rorcuales comunes (Balaenoptera physalus). El resto ya lo sabéis: los peces más grandes se van comiendo a los más chiquitos hasta llegar a los grandes marlines y atunes y a los tiburones pelágicos como la tintorera (Prionace glauca), el marrajo (Isurus oxyrinchus) y el cailón (Lamna nasus).
     Tortugas, cetáceos y aves marinas acuden a esta zona atraídas por sus enorme productividad. Se ha registrado la presencia de la tortuga boba (Caretta caretta) y de hasta 10 especies de mamíferos marinos: delfines (mulares, comunes y listados), calderones (gris y común), orcas, zifios (de Cuvier y de Sowerby), y grandes ballenas como el cachalote y el rorcual común, que hace justamente aquí una parada en su migración desde sus zonas de alimentación en el Atlántico norte hasta sus territorios de cría en el sur.
     La disponibilidad de alimento y la gran distancia de la costa explican la existencia de una rica comunidad de aves, en la que destacan las oceánicas, muy difíciles de observar en áreas costeras. El banco de Galicia es el único lugar de España, aparte del entorno de las Canarias, donde se puede observar el paíño de Madeira (Oceanodroma castro) y una de las dos únicas zonas de congregación conocidas en el mundo. El listado incluye otros paíños, como el europeo, el boreal, pechialbo, de Wilson, el fulmar norteño, las pardelas (cenicienta, capirotada, pichoneta, sombría), los págalos (grande, pomarino, parásito, rabero), petreles (gon-gon, de Bulwer), alcas, alcatraces, gaviones, charranes (común, patinegro y ártico) y, naturalmente, las gaviotas (patiamarilla, sombría, de Sabine, enana).

Perspectiva N-S. Los "buratos" son grandes cráteres descubiertos en la zona de transición entre el canal y el banco que probablemente denotan la presencia de algún tipo hidrocarburo. (Fuente: IGME, tomada de La Voz de Galicia del 6-I-2013.)
     b) En el mar profundo. Los nutrientes y la materia orgánica de la columna de agua, compuesta de restos de organismos, heces, bacterias y microalgas, caen lentamente para fertilizar el silencio de los fondos sin luz. Es lo que se conoce como nieve marina. Gracias a ella, el paisaje del abismo es también un oasis de vida con una insospechada y asombrosa biodiversidad.
     Aquí los factores ambientales que determinan la presencia de unos organismos u otros son básicamente el tipo de sustrato, las corrientes, la pendiente y la sedimentación. En este sentido hay que decir que los sedimentos del banco de Galicia proceden de la columna de agua, al retener el canal de Valle-Inclán la práctica totalidad de los que vienen del continente.
     Los poliquetos son las criaturas más abundantes de las que viven enterradas en los sedimentos, sobre todo a partir de los 1500 m, seguidas de los moluscos bivalvos, algunas de cuyas especies, sin embargo, prefieren las zonas donde crecen los corales, cuyas bases muertas utilizan para anclarse, al igual que ciertos gasterópodos. Sobre el fondo, según el tipo de sustrato, encontramos ofiuras (muy abundantes en las arenas medias de la cima del monte), holoturias (arenas finas de las laderas), erizos, briozoos, y una amplia variedad de crustáceos como el cangrejo real y el cangrejo puercoespín, pero también gambas, camarones, arañas de mar...
     Sobre las rocas y sedimentos de la cima, paredes y laderas se han formado colonias de organismos sésiles como las esponjas y los corales que proporcionan alimento y refugio a infinidad de criaturas, y favorecen las agregaciones de peces demersales y bentopelágicos. En algunas áreas encontramos hábitats mixtos de gorgonias y esponjas, por ejemplo sobre las zonas de pendiente pronunciada de la ladera sur; y en otras se detecta un predominio de unos sobre otros.
Colonias de corales de aguas frías Lophelia pertusa en el fondo de arena de la plataforma de la cima a 820 m. En la zona apical se observan los pólipos vivos y debajo... ¿un depredador? (Foto: F. Sánchez, IEO).
    La riqueza en corales del banco de Galicia es sencillamente extraordinaria. Se han identificado unas 100 especies, tanto de hábitos solitarios como coloniales, muchas totalmente nuevas en aguas españolas e incluso europeas: gorgonias, corales negros, corales bambú, anémonas, pólipos de botón, plumas de mar. El grupo más característico es el de los corales pétreos o duros (Escleractinias), entre los que destacan Lophelia pertusa y Madrepora oculata, que forman auténticos arrecifes entre los 780-880 m de profundidad, tanto en sustrato duro como arenoso, y constituyen el hábitat de una gran variedad de organismos, incluidos otros corales.
     Además de los arrecifes de coral, sobre el fondo encontramos también arrecifes de poliquetos y comunidades de mejillones u ostreidos que conforman hábitats complejos que incrementan la biodiversidad de la zona.

Tomases (Epigonus telescopus). El tamaño de los ojos denota que son especies de profundidad. Estos ejemplares proceden no del banco de Galicia, sino del cantil de la plataforma. (Foto: Toño Maño).
     En cuanto a las especies piscícolas, en las aguas profundas del banco la riqueza y variedad es también asombrosa. Además de especies comerciales más o menos familiares como el congrio, el rape blanco o la palometa roja, encontramos otras más extrañas y de aspecto más inquietante: tomases, relojes (Hoplostethus spp.), anguilas de profundidad (Synapobranchus kaupi), los peces trípode (Bathypterois sp.), con las tres típicas extensiones rígidas de las aletas que les permiten asentarse bien por encima del fondo a la espera de una presa, los estrambóticos peces pelícano (Eurypharynx sp. y Saccopharynx sp.), de cuerpo alargado y una boca y faringe gigantescas, o el pez víbora (Chaliodus sloani), una fantasmagórica criatura bioluminiscente de terrible aspecto dotada de una boca enorme y unos dientes más enormes todavía. Sin olvidarnos de las quimeras, representadas por tres especies: Chimaera monstrosa, Chimaera opalescens e Hidrolagus affinis, estas dos últimas citadas por primera vez en la INDEMARES.

Tiburones del banco de Galicia. Un indicio de la productividad de una zona es la abundancia de depredadores. Y como era de esperar, en el banco de Galicia la clase de los tiburones está muy bien representada. Además de las especies pelágicas ya mencionadas, el grupo más importante es sin duda el de los tiburones de aguas profundas, desde los grandes depredadores del fondo como la cañabota (Hexanchus griseus) y el tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus), que pueden superar los 5 m, hasta el  negrito (Etmopterus spinax), que no sobrepasa los 60 cm. Entre medias, contamos con especies tan extraordinarias como el musolón (Pseudotriakis microdon), la negra o gata (Dalatias licha) y el dormilón (Somniosus rostratus), además de los tollos lucero o tiburones linterna (género Etmopterus), así llamados porque son bioluminiscentes, es decir, son capaces de generar luz gracias a unos orgánulos (los fotóforos) presentes en su piel [Bioluminiscencia I: Los fotóforos].
     Por el momento llevamos identificados 27 tiburones, y a saber cuántos nos quedan por descubrir. Solo muy recientemente campañas como la INDEMARES han podido encontrar especies nunca antes descritas en nuestra zona. Es el caso de los pejegatos (género Apristurus); y fueron nada menos que tres especies: el pejegato fantasma blanco (Apristurus aphyodes), el pejegato narizón (Apristurus melanoasper) y el pejegato abisal (Apristurus profundorum), que fueron capturados a 1683-1808 m, 1683m y 1460 m, respectivamente [véase Apristurus en Galicia]. En la misma campaña INDEMARES se produjo el registro más meridional conocido del olayo de Islandia (Galeus murinus): 17 ejemplares capturados entre los 1450-1683 m.

Algunos tiburones del banco de Galicia. A la izquierda, de arriba abajo: pejegato fantasma blanco (Apristurus aphyodes), cañabota (Hexanchus griseus) y pailona (Centroscymnus coelolepis). A la derecha, de arriba abajo: bruja (Scymnodon ringens) y visera flecha (Deania profundorum). (Fuente: IEO)
Los campeones de profundidad están también representados aquí: el tollo lucero raspa (Etmopterus princeps) y la pailona (Centroscymnus coelolepis), con registros mundiales de 4500 m en el Atlántico norte y 3675 m, respectivamente.
     Otras especies detectadas en el banco son: el quelvacho (Centrophorus granulosus), el quelvacho negro (Centrophorus squamosus), la sapata negra (Centroscymnus crepidater), la visera (Deania calcea), la visera áspera (Deania hystricosa), el tollo lucero liso (Etmopterus pusillus), el olayo (Galeus melastomus), el cerdo velero (Oxynotus paradoxus) y la mielga (Squalus acanthias), cuyos registros algunos califican de dudosos, producto de una identificación errónea, habida cuenta de que durante la INDEMARES no se encontró ni un solo ejemplar de la especie.
     En la INDEMARES, las principales especies en términos numéricos fueron el negrito, la visera flecha (Deania profundorum) y la bruja (Scymnodon ringens); y en cuanto a biomasa, la bruja, la pailona y la visera flecha. Sobre la cima del banco, en fondos de sedimentos entre los 800-900 m, las especies más abundantes parecen ser el negrito y la visera flecha. Curiosamente, en una campaña realizada entre 1998 y 1999, los tiburones más numerosos en todos los lances llevados a cabo en diferentes cotas (<750 m, 750-850 m y >850 m) fueron, en este orden: Dalatias licha, Deania calcea, Scymnodon ringens, Centrophorus squamosus y Etmopterus spinax. Esta segunda posición de la D. calcea seguramente puede explicarse por una confusión con D. profundorum y, probablemente, también con D. hystricosa.

Comunidades en peligro. Las comunidades de aguas profundas se caracterizan en general por su fragilidad y vulnerabilidad. En este ambiente de aguas muy frías y una presión brutal, las criaturas suelen ser muy longevas, de crecimiento lento y baja tasa reproductiva, pues maduran tardíamente y tienen camadas muy bajas tras un periodo de gestación largo. El quelvacho (Centrophorus granulosus), considerado En peligro crítico por la UICN, es un claro ejemplo de esto, y también la mielga (Squalus acanthias), con uno de lo periodos de gestación más largos de todos los vertebrados, 24 meses. Un ejemplar de coral de hábitos solitarios, Desmophyllum cristagalli, de tan solo 5-10 centímetros puede llegar a tener miles de años de edad. El reloj anaranjado (Hoplostethus atlanticus) es uno de los peces más longevos que existen, pudiendo vivir cientos de años.
     El mar profundo es un mundo cerrado, ajeno, relativamente estable y radicalmente inexpugnable para los seres que habitamos en la superficie. Así ha sido durante millones de años, hasta hoy, que contamos con medios técnicos cada vez más potentes para alcanzar —y destruir— todo un universo de extrema fragilidad. Las amenazas que se ciernen sobre el mar profundo en general y sobre el banco de Galicia en particular son antropogénicas: fundamentalmente la contaminación, la pesca industrial y, para redondear la cosa, los planes para una futura extracción de hidrocarburos. De momento el banco parece mantenerse a salvo de la amenaza de lo segundo, si bien el impacto de las actividades pesqueras no ha sido investigado en detalle.
     Qué contentos nos vamos a poner.

El Prestige en el banco de Galicia. El "quinto pino", aquel lugar adonde nuestras patéticas autoridades dijeron, aquel fatídico 2002, que iban a enviar el buque, resultó ser una de las zonas de mayor biodiversidad de Galicia. Previamente, lo pasearon a lo largo de la costa mientras iba soltando su carga de piche o chapapote, como quien pasa un spray insecticida por el zócalo de la cocina. Arriba: el buque en el instante de su hundimiento, tras partirse en dos. Abajo a la izquierda, zona del hundimiento (fuente: ICM-CSIC); a la derecha, situación de la popa y la proa del Prestige (fuente: ICM-CSIC).
La UE ha declarado el banco de Galicia, junto con otros ocho espacios marinos españoles (cañones submarinos de Avilés, Seco de los Olivos, etc.), como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), lo que al menos teóricamente implica el deber conservarlo, incluyendo, naturalmente, todas las especies que en él habitan.

Para completar esta información, es más que recomendable que consultéis la serie que está publicando un blog amigo, Ecología Azul-Blue Ecology:
     ·El banco de Galicia 1/3: Ciencia marina.
     ·El banco de Galicia 2/3: Presión pesquera.
     ·El banco de Galicia 3/3: Ictiofauna.


Bibliografía manejada:

-De la Torriente, Ana, A. Serrano, María Druet, María Gómez-Ballesteros, Juan Acosta, Santiago Parra, et al. (2014). Banco de Galicia. Áreas de estudio del proyecto LIFE+INDEMARES. Proyecto LIFE+INDEMARES. Ed. Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
-Piñeiro, C. G., M. Casas y H. Araújo (2001). Results of Exploratory Deep-sea Fishing Survey in the Galician Bank: Biological Aspects on Some of Seamount-associated Fish (ICES Division IXb). NAFO SCR Doc. 01/146.
-Rodríguez-Cabello, Cristina, A. Serrano, R. Bañón, F. Sánchez y M. Pérez (2012). Deep-water chondrichtyan species caught in the Galicia Bank (NE Atlantic). Póster presentado en el XVII del SIEBM (Simposio Ibérico de Estudios de Biología Marina).
-Rodríguez-Cabello, Cristina, M. Pérez & Rafael Bañón (2014). Occurrence of Apristurus species in the Galicia Bank Seamount (NE Atlantic). Journal of Applied Ichthyology, 1-10, doi:10.1111/jai.12480. 

2 comentarios:

  1. Muchísimas gracias por el trabajo divulgativo que hacéis. Lo disfruto como un niño.

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  2. Muchas gracias a ti por tus palabras, Jorge. Da gusto tener lectores que disfrutan así con lo que haces. Un saludo!

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